Generación Galaxian

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Llegan los invasores

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Space Invaders aterrizó antes, pero Galaxian molaba más. Imagen: Lord Hiryu, retrovicio.org

Antes de la generación que creció con Nintendo, incluso antes de lo que supuso la llegada de ordenadores domésticos como el Spectrum, hubo una generación allá por los finales de los 70 y principios de los 80, que descubría los videojuegos por primera vez simplemente porque eran verdaderamente una novedad.

Estos jugadores fueron auténticos pioneros que, sin ser conscientes de ello, se convirtieron en la primera generación que jugaron, consumieron y aprendieron en esto de los videojuegos, los primeros que adaptarían con naturalidad la tecnología electrónica. Nació entonces lo que llamaré la Generación Galaxian.

Por supuesto, había personas que ya habrían tenido contacto con juegos de vídeo anteriores e incluso existían consolas domésticas tipo Pong, pero fue gracias a Space Invaders cuando se produjo la verdadera revolución que atrajo a un mayor público, además de por fin, conseguir despertar el interés de fabricantes y operadores, que hasta entonces seguían cómodamente en los pinballs, billares y futbolines y tuvieron que adaptarse rápidamente a este repentino cambio de mercado.

Los primeros videojugadores prácticamente se nutrían exclusivamente de las máquinas recreativas. Esta demanda provocó que llegasen a estar disponibles en bares, salones recreativos y, por un tiempo, casi en cualquier comercio público. Como consecuencia estos videojuegos empezaron a integrarse dentro de la cultura popular, adoptándola con el nombre de máquinas de marcianitos.

Debido a la novedad supuso la introducción a estos primeros juegos electrónicos, la información disponible era inexistente. ¿Dónde se podía aprender entonces sobre ellos? La respuesta es evidente, en el mismo sitio donde se jugaba: en la calle. No había publicaciones, ni críticos, expertos o eruditos como encontramos actualmente. Los trucos o estrategias se aprendían viendo jugar a otros. La única forma de saber si un juego merecía la pena era echar una moneda y probarlo, pero para algo inventaron también el «Modo de Demostración» y así poder conocer cómo era el juego antes de gastarnos la primera moneda. Las novedades se empezarían a conocer también en el mismo lugar, y el dinamismo del mercado consistía simplemente en reemplazar un juego por otro.

La llegada de Galaxian, el primer videojuego realmente a color, hizo que la anterior oleada de juegos en blanco y negro quedasen inmediatamente obsoletos, incluso aunque algunos de éstos imitaran color ya fuese usando fondos reflejados o mediante celofán de colores pegado al monitor. Además Galaxian presentaba una mecánica de enemigos más caótica y frenética que las imparables marchas del Space Invaders, en Galaxian atacaban también al jugador de forma kamikaze.

El método para medir la popularidad de un juego era indudablemente comprobando su recaudación, pero en este país otra forma podría ser tal vez conocer la cantidad de clones de un juego. Y en el caso de Galaxian fueron incontables.

De hecho, las leyes de protección intelectual no funcionaban igual que en otros países más proteccionistas como EEUU y menos para algo ‘digital’. Esto permitió una variedad de ‘clones’ o variantes de un mismo juego producidos por distintos fabricantes. Empresas como Inder, Petaco, Recreativos Franco, Sonic y muchás más lanzaban sus propias versiones consiguiendo crear un mercado con un aspecto e historia únicos diferente al resto del mundo. En esta primera etapa cada fabricante comercializaba su propia versión del juego, que podía tener diferencias tanto en el diseño del mueble como modificaciones en el código del juego original, en muchas ocasiones para subir la dificultad hasta límites exagerados, pero como consecuencia a veces llegaban a ser más rápidas e interesantes que la versión original.

Pero el tiempo pasa, y esta época hace mucho tiempo que quedó atrás. Evidentemente la mayoría de dicha generación tendrá como mucho un recuerdo vago de dichas experiencias, una «memoria residual», dormida.

Curiosamente, el juego de esta generación que más llegan a recordar con facilidad es precisamente el Galaxian, aunque más bien con el nombre común con el que se le llamaba entonces: «Las Moscas».

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Galaxian contó con innmerables versiones. Foto: Roselson, retrovicio.org

Galaxian, o el juego de Las Moscas

Si usar la casa de tus padres como almacén para dejar una recreativa ‘temporalmente’ puede ser no muy buena idea, imagínate si lo dejas en casa de los padres de tu pareja. Exceso de confianza aparte, este hecho permitió el contacto o acercamiento con familiares de 40 años o más que se interesaban por la máquina nada más verla y enseguida preguntaban tratando de recordar los juegos que se viciaban en su juventud:

– Era muy simple, de naves y te movías de derecha a izquierda.
– ¿Space Invaders tal vez? . Tratando de sacar cuál era el que trataba de recordar. Lo recordaba pero me decía que le gustaba más otro.
– ¿Galaxian? – Este nombre ni lo reconocía. Le pregunté entonces con el nombre que se le conocía coloquialmente: – ¿El de «las moscas»?

Preguntarlo fue conseguir cambiarle la cara completamente y hacerle recordar: – ¡¡Sí ese!!. Mencionarle «el juego de las moscas» fue como hablar de expresiones como «películas de destape» o «guateque»: son palabras rancias con sabor añejo que te hacen inmediatamente recordar y viajar al pasado. Fue el mecanismo de activación que al fin le hizo recordar, aquí no valen ‘tecnicismos’ de Space Invaders, Galaxian o Pac-man, sólo valen los nombres coloquiales como Los Invasores, Las Moscas o el Comecocos.

– La de cinco duros que me habré dejado! Añadió entonces. Ni que decir que esto le permitió abrir la puerta para recordar anécdotas o batallitas.

Preservando la memoria

Hay que tener en cuenta que hoy en día es normal que generaciones más actuales sigan teniendo interés por los videojuegos conforme crecen. Pero en esta primera generación no era así, lo normal era ir abandonando este pasatiempo mientras se hacían más adultos, y aparte los salones recreativos tal como los conocíamos desaparecieron hace tiempo.

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Escena de la película Colegas, de Eloy de la Iglesia (1982). A los kinkis también les gustaban los salones recreativos. Captura: Rockman, aumap.org

Afortunadamente hay personas que se encargan de que ésta época no caiga en el olvido. Asociaciones como Aumap o los chicos de Arcade Vintage se encargan de recuperar, restaurar y preservar los muebles y placas que formaron parte de esta primera etapa.

En Aumap mantienen además un proyecto de preservación de la rica y extensa variedad de versiones españolas, donde además de recuperar y reparar las placas, afortunadamente están siendo añadidas al emulador MAME. Recordamos que el objetivo principal de este emulador, por encima de que puedas jugar a tu arcade favorito en casa, es el de la preservación y documentación de estos juegos. Un verdadero archivo histórico sin el cual muchos de ellos ya se habrían perdido para siempre y que gracias a su trabajo colectivo se podrá mantener el legado de la singularidad y personalidad de nuestro mercado e industria de las extintas máquinas recreativas de vídeo.

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Coco Loco, una rareza de Petaco recuperada por Aumap, ‘inspirada’ en Pacman y que se preservará en MAME. Imagen: Aumap.org

Mientras tanto, en Arcade Vintage no sólo preservan y mantienen estas máquinas, sino que potencian el aspecto lúdico junto con la sensación de poder jugar y competir tal como se hacían en los recreativos hace décadas. A través de su asociación esperan que sus integrantes puedan también disfrutarlos, organizar torneos y que esta afición pueda difundirse a un mayor público.

Por tanto, aparte de la preservación digital a través de la emulación, el recuperar estos muebles y juegos físicamente, y su difusión a través de asociaciones y eventos, ayudan a mantener cómo era el «modo de vida» que rodeaba a estos juegos: aspectos como el entorno social, el afán de superación frente a la máquina o a la puntuación de tu colega y la evolución tecnológica de los juegos son aspectos esenciales para entender esta etapa en la historia de los videojuegos.

Sin estos aspectos, probando simplemente un juego en un emulador y eliminado el factor externo, difícilmente se podrá llegar a conocer y entender el por qué aquellos juegos tan simples y rudimentarios marcaron toda una generación.

Pacman Arcade Vintage

El mítico Pac-man, versión de Midway. Arcade Vintage cuenta con clásicos de todos los tiempos. Foto: arcadevintageshop.blogspot.com.es

Por ello son necesarias iniciativas como las de Aumap y Arcade Vintage, no sólo sirven de elemento nostálgico para volver a recordar épocas pasadas de las personas que lo vivieron, son fundamentales para que los jugadores actuales tengan la oportunidad de conocer REALMENTE cómo fueron los orígenes. Sin la actividad de éstas personas, por mucho MAME que haya, toda esta memoria colectiva acabará más tarde o más temprano terminando perdida en el tiempo …

EXTRAS
→ Web de Aumap, Asociación de usuarios de Máquinas Arcade y Pinballs
→ Web de Arcade Vintage, Asociación para la difusión de la cultura Arcade

¿Tienes cinco duros? Documental Arcade Vintage en YouTube.
Documental que recuerda anécdotas sobre los jóvenes que poblaron los salones recreativos de aquellos años.
→ Ver Documental Arcade Vintage en YouTube.

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