Especuladores y postureo, la nueva generación de «Retrogamers»
Mucho se ha hablado, escrito y discutido sobre el polémico asunto de la especulación en esta afición por el coleccionismo de videojuegos retro. ¿Pero quiénes son estos especuladores realmente? ¿De dónde salen? ¿Es correcto señalarlos como separados o ajenos a la propia afición?
Antiguamente era mucho más sencillo. Siempre he considerado que en la vieja guardia coexistían varios tipos de roles:
Distintas formas de disfrutar la afición pero que se complementan, ya que incluso puedes asumir varios de estos roles. Todo era pacífico hasta que entró en juego el siguiente personaje:
El especulador.
Especuladores coleccionistas, la nueva generación de retrogamers.
* Basados en testimonios y hechos reales.
El especulador es un rol que cada vez tiene más relevancia dentro de nuestra afición. Cazatesoros que llegan para aprovecharse de esta supuesta fiebre del oro y de los «pobres» aficionados.
Se tiende además de considerarlos, tal vez de una forma interesada, como «extranjeros» , de tratarlos como unos personajes ajenos e independientes a la afición.
Sin embargo esto sería una afirmación demasiado simple, ya que junto a éstos actualmente hay cierta tendencia a que sean los propios aficionados los que se convierten en especuladores. Aquí no sólo me estoy refiriendo al concepto de especulador como aquél que pretende sacar el mayor beneficio posible de un juego, sino de aquellos aficionados que sólo les importa el posible valor económico del juego en contra de otros aspectos como por ejemplo factores nostálgicos.
Aprovechando una oportunidad decidí aventurarme a investigar esta nueva subespecie, el primer contacto con uno de ellos ya me confirmó la información que necesitaba: los especuladores no tienen por qué ser personas totalmente ajenas a la afición, que solamente aprovechan para sacar dinero sin más subiendo precios de una forma desproporcionada, pueden ser perfectamente aficionados. En definitiva, también pueden llegar a ser jugadores y coleccionistas como cualquier otro.
Esta persona me confesó que solía conseguir material para revenderlo y que a la vez coleccionaba el sistema Neo-Geo AES, incluso a costa de deshacerse de su propia colección de juegos de Master System. Era un coleccionista más, pero con el añadido de estar pendiente de comprobar precios, pillar gangas y revender, convirtiendo la especulación como parte de su afición. Mientras me preguntaba por mis preferencias, no se despegaba del móvil con su aplicación de Ebay que, tal como él mismo reconocía, se llevaba a todas partes para investigar su posible valor nada más ver un juego o sistema en cualquier lugar o mercadillo.
Esta conexión permanente es el requisito imprescindible para poder especular con éxito. Ser el primero en encontrar los artículos importantes y sobretodo estar en alerta de los nuevos anuncios, donde la «victoria» puede estar marcada por apenas unos segundos de diferencia. Esta demanda de inmediatez ha ampliado el campo de acción desde mercadillos y Ebay hasta las redes sociales y páginas de anuncios.
Gráficos y Gráficas
Comparativa gráfica de cómo un videojuego clásico es visto por un aficionado nostálgico (izquierda) respecto a cómo es visto por un aficionado especulador (derecha).
La explicación se hacía evidente, frente al especulador tradicional que simplemente viene a sacar tajada de la afición sin importarle lo más mínimo, cuando la especulación se produce entre los aficionados implica algo más: un cambio de visión y valores totalmente diferentes: aquí el valor económico y el estatus prima por encima de recuerdos y nostalgia.
Estas personas se caracterizan por hablarte del estado, de las joyas «imprescindibles» de su colección, de su valor económico en contraposición del precio por el que lo consiguieron, todo ello sustituyendo a los valores que aplicaban los aficionados mas tradicionales. En efecto, de lo que no serán capaces estos nuevos aficionados es de hablarte de aspectos como la calidad del juego, música o jugabilidad, ni de historias sobre sus programadores, músicos o diseñadores. No les interesa la historia del videojuego. En muchos casos no podrán siquiera añadirte recuerdos personales o nostalgia porque en muchas ocasiones la época en que pertenecen estos juegos no la vivieron. Los únicos gráficos que serán capaces de reconocer en estos casos serán las líneas de las gráficas estadísticas de subidas y bajadas de su posible precio de venta.
Por otro lado es importante destacar también que los especuladores no sólo saben aprovechar las gangas a precios bajos. A diferencia del aficionado común, también arriesgan en invertir mayores cantidades cuando están seguro que podrán sacar algo más. No tienen problema en invertir por ejemplo 60 euros en un juego de Nintendo si tienen muy claro que podrán revenderlo posteriormente a partir de 80 euros en adelante, aunque el margen sea pequeño saben que no perderán y que es una inversión segura.
La época en que podías adquirir todo a precio de ganga se acabó hace ya mucho tiempo. Como consecuencia queda aún el perfil del aficionado tradicional, ya rancio, acostumbrado a adquirirlo todo prácticamente regalado y que se niega a rascarse un poco el bolsillo cuando la ocasión lo merece, y que incapaz de asumir que esa burbuja retro aislada del mundo se acabó, en lugar de madurar y asumir los cambios acaba después despotricando y llorando en los foros por las subidas generalizadas de precios.
De la nostalgia al postureo
La experiencia con este especulador, junto con otros casos que he ido observado, me confirmó la brecha generacional con estos nuevos aficionados. Junto a este perfil aparece otro que consiste en posturear sobre la colección. Los «posers» han llegado a lo retro.
Los motivos para coleccionar suelen ser diversos: nostalgia, poder disponer nuevamente de los «cacharros» que tuvimos de pequeño o también de los que no tuvimos la oportunidad de acceder en su momento, junto con otros intereses de preservación o de restauración, etc. Pero el motivo que actualmente se está imponiendo sobre los demás es el poder alcanzar un estatus reconocido a base de una colección de artículos importantes, «elitistas» o valorados económicamente.
El fenómeno de las reproducciones es consecuencia de la demanda por obtener de cualquier forma la ilusión de alcanzar un estatus gracias a la adquisición de tal inalcanzable y codiciado juego.
Surge por tanto una muchedumbre que pretende jugar a ser retro-coleccionistas, donde el vacío de la falta de experiencias propias reales, la falta de recuerdos y nostalgia, acaba siendo cubierto por un valor económico y el poder posturear por ello, y así tener ese estatus de reconocimiento entre los otros aficionados. Todo esto aplicado por lo que manda el mercado, dejándose guiar por las modas e intereses dictados por otros, buscando como zombies los juegos y cacharros que les permitirán alcanzar ese estatus, ya que no vale mostrar cualquier colección, sino aquellas que tengan artículos elitistas. Así es como se comprenden fenómenos crecientes como el de las reproducciones, consecuencia de la demanda por obtener de cualquier forma la ilusión de alcanzar ese estatus deseado gracias a la adquisición de tan inalcanzable y codiciado item.
Tenemos por ejemplo el tan nombrado caso de Whirlo para Super Nintendo. Este juego está valorado por su escasez y no por su calidad de juego, ya que tuvo una distribución muy limitada. Que el juego sea bueno realmente o no apenas importa, ya que en estos casos el objetivo es más por colección que por jugar, pero lo importante a destacar es que se ha convertido en un título muy codiciado por los aficionados y coleccionistas, derivando en usar cualquier excusa con tal de obtenerlo. Un juego que a nadie le importó en su momento se convierte «mágicamente» en el favorito de muchos.
Así que se encuentran casos interesados por el juego pero no verás nadie confesando que «me interesa para mi colección porque es muy raro y aumentaría mi estatus de coleccionista», en esta ocasión sí les interesa utilizar el falso factor nostálgico, y si hay que decir que el juego lo tenías de pequeño (aunque por entonces no hubieras ni nacido) o excusarte comentando que lo quieres exclusivamente para jugar porque el juego es buenísimo, aunque no le hayas dedicado ni a probarlo cinco minutos en un emulador, pues se dice y tan anchos. Llegan a la conclusión que su colección de juegos de Super Nintendo no valdrá nada si no tienen este juego, así que todo vale por conseguir ese estatus. Todo vale por ser un «poser».
Sin embargo, las estratagemas y pataletas de poco sirven. A no ser que lo consigan de algún despistado, no tendrán más remedio que pasar por caja. Los especuladores lo saben y gracias a los posers se aseguran de que se cierre el círculo oferta-demanda, manteniendo así un bastardo equilibrio Zen.
Pero éstos posers no podrán comprar nunca lo que poseen los verdaderos coleccionistas. Hay auténticos aficionados donde es un placer ver contemplar sus colecciones, como un viejo conocido de Fangames, que demuestran tanto un verdadero amor por el videojuego como tener ese feeling especial al que jamás podrá aspirar a tener un simple poser.
El valor económico y estatus que puede proporcionar una colección viene a cubrir la falta de conocimientos, experiencias y nostalgia de cierta parte de las nuevas generaciones de retrogamers.
Retrogamers, con vistas al futuro.
Sin duda hay que asumir con naturalidad el cambio generacional de los «retrogamers». Pero también tenemos otra opción, la posibilidad de impartir nuestros conocimientos y experiencias, en definitiva de educar a las nuevas generaciones sobre la historia del videojuego, de conseguir despertar un verdadero interés que no se limite exclusivamente a su valor económico.
«Por cierto, el Maniac Mansion de la NES ha vuelto a subir a 30 euros», fue la frase de un amigo del chaval que se despedía en ese momento.
Afortunadamente los eventos siguen tratando de difundir la afición y no ser simples puntos de venta. Afortunadamente aparecen publicaciones serias sobre el videojuego que aseguran contenidos de calidad frente a toda la cuestionable marea de textos «copia-pegados» que inundan la red. Y afortunadamente también hay un público, incluyendo joven, interesados en conocer y profundizar en la propia historia y evolución del videojuego.
En nuestras manos está lograrlo. Tenemos la oportunidad de que por ejemplo en los eventos habituales que se suelen organizar se sigan incluyendo un valor cultural que asegure promover una verdadera afición y evitar limitarlos para orientarlos como simples mercadillos, donde terminaría ocurriendo como los Salones Manga, actualmente organizados por empresas privadas en su mayoría y convertidos en grandes mercadillos donde paradójicamente el propio Manga brilla por su ausencia.
Mientras tanto unos jóvenes amigos del chaval con el que me encontré y que pululaban en ese momento se despedían con un «Por cierto, el Maniac Mansion de la NES ha vuelto a subir a 30 euros». La impresión final es que parece que lo que ha vuelto de los 80 son los Yuppies.
Totalmente de acuerdo.
La culpa de los precios la tienen los compradores. Si nadie comprara,los precios ni estarian asi. Por lo que echarle la culpa a los que venden no tiene ningun sentido. Yo mismo vendo cualquier cosa repetida que tenga. Sin ir mas lejos,puse un juego a la venta en ebay con un precio de salida de 1€. Al final acabó en 135€,cuando no esperaba sacar mas de 50€ por el. Soy un puto especulador por ello?…NO.
Cualquiera que se rasgues las vestiduras por los precios,si tuviera un Whirlo,si tuviera que deshacerse de el lo venderia por 30€ o menos por ser un juego tan malo?…lo dudo mucho. Ese es el verdadero «postureo»
Se produce por compradores y por vendedores, son necesarios ambos.
Los compradores porque aparecen cada más espontáneos que pretenden jugar a ser coleccionistas y posturear sobre ello. Los vendedores porque evidentemente se aprovechan de este interés.
El problema es que se llega a un escenario de juego sucio: auto-pujas, falsas ventas para desvirtuar la «cotización» de un juego, vender reproducciones como si fueran originales, y un largo etc.
Pero lo que me interesa aquí es la ampliación del concepto de especulación a algo más que simplemente vender un juego por tal o cual precio, y es describir esta nueva legión que convierte la especulación en una afición en sí misma, dedicando el tiempo a buscar gangas, seguir los precios de ventas de artículos, etc. ¡Ojo! No digo que sea ni bueno ni malo, es simplemente un nuevo escenario que contrasta con los que están acostumbrados a usar esta afición simplemente para jugar, recordar y aprender sobre los videojuegos del pasado.
Por eso en Retrobytes Cordoba no tenemos stands de venta, solo exposicion y disfrute, no queremos acabar como otros eventos que parecian un rastro o mercadillo.
Buenas me alegra ver que tengáis las ideas claras. Tarde o temprano llegarán eventos cuyo objetivo prioritario será la rentabilidad que se pueda sacar por la organización del mismo (de hecho ya han surgido algunos experimentos), pero soy optimista en que aún así en el tema «retro» seguirán co-existiendo eventos enfocados a la difusión y disfrute de esta afición. Gracias por contactar aquí y un saludo!
Es una animalada lo que piden algunas veces pero si ello sirve para que se conserven las máquinas y juegos antiguos en lugar de ser desechados a la basura y olvidados por obsoletas pues da para reflexionar.
Lástima que otras consolas ni siquiera se puedan conservar en funcionamiento como las Game Gear, que mueren de viejas aunque no las hayas tocado en veinticinco años por un fallo de diseño en los condensadores.